
Crónica: El ritual de Basanta en Murcia
El pasado 15 de marzo entre las múltiples propuestas que nos ofrecía el ciclo Microsonidos elegimos la más original: Basanta.
Basanta lanzan en 2018 Colorama, su disco debut publicado en abril del año pasado bajo el sello C4Music y con Paco Loco en la producción, les ha llevado a estar presentes en numerosas listas de los mejores discos nacionales de 2018 publicadas por medios de referencia como Mondosonoro, que su edición gallega les nombró nº1.
Doce canciones con riqueza de matices estilísticos que basculan entre los riffs setenteros, las melodías pop, los desarrollos psicodélicos con alusiones orientales y ciertos dejes folk, siempre bajo el nexo común de los melotrones, los fuzzes y las afinaciones abiertas.
Tras haber recorrido recientemente ciudades como Granada, Madrid, Vigo o Segovia, este 2019 continúan con gira de salas y festivales. Murcia era parada obligatoria y el ciclo Microsonidos se encargó de programar su primera visita.
La propuesta de Basanta se basa en reinventar el concepto de grupo al que estamos acostumbrados. Tienen una historia que contar y quieren que el público la viva con ellos. El mensaje del grupo cobra mayor dimensión gracias a una una enigmática estética que sin duda cala en la retina del espectador.
Llegada la del show salían los músicos salían al escenario enmascarados. Una imagen distintiva que contribuía a dar un aire de ritual pagano.Sin duda, máscara más llamativa la del vocalista: Sol. El resto compartía el mismo modelo de máscara y a primera vista también traje,pero si prestábamos atención al traje descubríamos que cada uno llevaba un símbolo distinto. Ni más ni menos que su elemento: Azufre, Sal, Tierra y La Santa.
Sol (voz) equivale al Oro, uno de los siete metales planetarios y Tierra (guitarrista) es uno de los cuatro elementos. Terminan la formación Sal (guitarrista), Azufre (batería) y La Santa, que representa la espiritualidad, el éter, (bajista).
He de confesar que la primera vez que vi las máscaras me vinieron a la cabeza grupos como Slipknot o Ghost. Si bien cuando comprendí el espectáculo me recordó a la antigua Grecia. No andaba equivocada. El concierto seguiría la estructura de una tragedia griega y se dividiría en tres actos.
Así, cinco elementos enmascarados que respondían a los nombres de Sol, Azufre, Sal, Tierra y La Santa salían a escena para orquestar un ritual pagano que se completaría con un sexto: el público.
El incienso ardía. Sonaba un rago indio. No era una intro al uso, era una invitación a la relajación. Distinguíamos invocaciones a las fuerzas de naturaleza. Todo listo para comenzar con “Karma”.
Tras el primer tema Sol se pronunciaba:
“Somos Basanta.
Primer acto: Las puertas del averno. Babalon, esposa de Chaos, la que cabalga la Bestia.”
Sonaba entonces “Inferis”, cuya letra encajaba a la perfección con lo que introducido: “Dile a Cobain que nos abra la puerta.
quiero ir al infierno nunca he estado allí, quiero ir al infierno mucho antes de morir”.
“Brindemos por todo lo que nos sale mal”, sentenciaba Sol antes de dar paso a “Tentación”.
“Estamos presentado nuestro primer álbum: Colorama. Cromestesia es su primera canción.”
Daban así paso a Cromestesia, tema al que seguiría Animal.
Acto segundo.
Una vez Dios le preguntó a un hombre: ¿cuál es tu nombre? Y él le respondió mi nombre es Legión, porque somos muchos.
Gracias por estar hoy con nosotros. Nos sentimos legión por todos vosotros.
Sonaba Legión.
“Acto tercero III:
El amor es el gris, el amor bajo voluntad.
Esta es nuestra canción de amor y se llama Gris.”
“Con esta canción os invitamos a mirar a las estrellas”, decían para presentar “Estrellas”, canción a la que seguirían “Emperador” y “Coyote”,tema que decidían hacer en un formato acústico. Sol tomaba posesión de la guitarra y cambiaba Azufre su batería por una maraca.
Preguntaba Sol: “¿Alguien sabe lo que es Thelema?”
Una chica del público afirmaba saberlo y Sol le cedía el micro. “Amor”, respondía.
“Thelema es amor” sentenciaba Sol.
Así daban paso a “Thelema”. En mitad del tema, Sol nos sorprendía bajando al público a contemplar la parte instrumental como un espectador más.
Para terminar el concierto el mismo tema que cierra el disco, ese que nos sitúa en el fin del mundo: “Arde”.
Y así, ardía el incienso, ardía la Yesería y ardíamos los melómanos de la sala por ver a un grupo con las ideas tan claras y los detalles pulidos.
Un concierto distinto. De esos que hay que vivir. De esos que no te deja indiferente.
Una experiencia extrasensorial.
Nos vemos pronto chicos, ya #SomosLegión.
Helga Melgarejo de Ibarra
Agradecimientos:
A Almudena de C4Music;
A Ana de Micronidos
y los chicos de Basanta, por su dedicación y cuidar cada detalle