
Los Vinagres y Naponia se unen en Microsonidos
El pasado 2 de Marzo pudimos disfrutar, de la mano de los ciclos de conciertos de Microsonidos en Murcia, de la música de Naponia y Los Vinagres.
Nos reunimos en la Sala Musik para dejarnos llevar por las buenas vibraciones que inundaban el lugar.
Lo bueno de la sala Musik es que es pequeña y da la sensación de ser un sitio muy acogedor, el escenario no es alto y puedes tener una muy buena visibilidad de lo que allí se está cociendo.
Comenzó Naponia a romper el hielo, curioso que el grupo de nombre gélido sea el que nos hizo entrar en calor esa noche con su estilo de rock alternativo resonando en la sala.
Comenzaron con su canción “De Miedo” en ese instante se podía notar nervios, alegría y sobre todo muchas ganas de disfrutar, pasaron a “Para que…” al acabar este tema, saludaron a los asistentes, agradecieron a Microsonidos, a la Sala y a Los Vinagres el poder estar esa noche ahí.
De ahí dieron paso a su “canción de despedida” una canción de desamor muy animada y con ritmos muy frescos, cuando llegó el turno de “El monstruo” nos explicaron que esta canción era un poco egoísta, porque la hacían para ellos, eran con la que disfrutaban y se sentían cómodos, esa canción era por y para ellos y se notaba, la disfrutaban se dejaban llevar, se dejaban flotar, se dejaban ir.
Por fin llegó “El mosquito” digo por fin porque es mi canción favorita, me gusta ese ritmito, me gusta ese sonido, sin poder evitarlo te hace bailar, aunque estés sentada escribiendo una crónica de un concierto (como es el caso…) ellos dicen que “El monstruo” es su canción y no voy a entrar en debate, pero sinceramente con “El mosquito” es como cuando descubres el sabor nuevo de algo que pruebas por primera vez y sin saber muy bien por qué te encanta y quieres más.
Aquí los vimos bailar, saltar, lo que viene siendo disfrutar, sin duda alguna. Seguidamente llega “Todos los fantasmas” una canción que sin quererlo te teletransporta con sus sonidos de guitarra, es similar a cuando estas entrando en un sueño y te da por pensar en las mil mierdas que te han pasado en el día y sientes ese agobio que te sumerge del mundo, sin duda consiguen que la canción y los sonidos te atrapen y te hagan empatizar con ella.
“A la mierda” se abre paso en nuestros oídos, un sonido de batería, bajo y guitarra nos mete de lleno en este tema donde es inevitable no saltar y gritar muy a pleno pulmón “idos todos a la mierda” (que buenos recuerdo me trae de Extremoduro esta frase) donde el propio Álvaro (el cantante) saltó a pie de pista a tocar el tema entre la gente.
Llegó “La Última Canción” al igual que “Canción de despedida” habla del adiós a un amor, sonidos suaves y letras contundentes, pero no, no fue la última canción. El broche final lo puso “Que empiece el baile” despidiéndose de todos con un buen rollo tremendo, con toda la sala bailando, es una canción de esas que no puedes evitar bailar automáticamente.
Los Naponios se despedían de nosotros, dando las gracias un millón de veces.
Llega el turno de Los Vinagres, es imposible describir la explosión que supuso esto, es más indescriptible todavía de expresar por escrito lo que es ver un concierto de estos isleños de La Palma, y más difícil todavía, si cabe, olvidar aquella noche.
“Júrame que me olvidarás” es la canción que rompió en la sala con esos sonidos, esa energía y esos movimientos de ellos mismos que era inevitable no moverse a su compás, yo creo que jamás había visto a tanta gente moviendo las caderas a la vez.
Siguieron con “Aguardiente” las paredes, el suelo, el mundo retumbaban a la vez, acompasados, sonidos que te recuerdan a esas canciones roqueras que te ponían tus padres de su época cuando eras peque y que bailabas sin parar.
“No te pongas Carmín” esa canción que todos cantábamos al unísono, esa canción que nos contaba la historia que todos hemos vivido en un festival, cuando crees que sí, pero no…Por eso quizás todos nos sabíamos la canción.
Llega “Aunque llueva”, después “Chibichanga” una canción que es pura adicción, es imposible sacarla de la cabeza después, pero no después de un rato después de salir del concierto, si no después en varios días…de verdad, es droga pura.
Entre canciones de su repertorio Los Vinagres querían hacer perrear a toda aquella persona de la sala, tocaron canciones reguetoneras archiconocidas por todo el mundo…hasta canciones de publicidad. Es como estar en la mejor fiesta del mundo con unos anfitriones estupendos.
Luego “Me pones rabioso” que dio paso a la “Verbenita” la sala directamente se había prendido fuego y no tenía pinta de apagarse solo ni pronto, la gente estaba en todo lo alto, disfrutando, bailando, cantando, pidiendo más. Sin duda la gente estaba totalmente entregada a lo que Los Vinagres estaban allí gestando, ni una sola persona parada, todo el mundo pendiente de lo que ellos decían o hacían, aquello era un hervidero en plena ebullición.
Siguieron con “Morena”, continuaron con “Me duele el Pecho” y después una canción macarra graciosa “Alfa Tango” del mismo estilo llegó “Me rompiste el corazón” y con estos sonidos llega “Manolaso”, luego con un sonido más Rockabilly sonó “Me enamoré de tu Madre”.
Volviendo a su último disco le tocaba el turno a “Eres Bonita”, “Sácate los Colmillos” y su broche final, la canción que da título al disco “Los volcanes”.
Lo dicho, allí había fuego por todos lados, música, baile y hasta malabares, la gente respondía igual o con más ganas a lo que Los Vinagres nos enseñaban allí esa noche.
Redacción: Tatiana LLor
Fotografía: Helga Melgarejo